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lunes, 11 de diciembre de 2017

LAS POSTURAS DE EQUILIBRIO


Cuando trabajamos el equilibrio, alineamos la gravedad del centro de nuestro cuerpo, con el campo gravitacional de la tierra. Esto aporta equilibrio a nuestro cuerpo físico, a nuestros impulsos nerviosos, a los pensamientos, y las emociones. Logramos el balance absoluto.


Al trabajar las posturas de equilibrio, toda nuestra atención debe -inevitablemente- anclarse en el momento presente. Esto nos permite despejar la mente del flujo de múltiples pensamientos, y por lo tanto adquirir concentración y calma mental, propiciando la tranquilidad y la capacidad de meditación


La postura del Árbol (foto) es una de las asanas de equilibrio más practicadas. Nos conecta con nuestro propio centro y desde allí con la tierra (desde el pie de apoyo) y el cielo (desde los brazos como ramas). 



miércoles, 5 de julio de 2017

Para empezar a meditar

La idea de este post es compartir con ustedes algunas cuestiones que se han presentado en mi experiencia personal con la meditación y cositas que me han ayudado. Cada uno hace su propio camino, lo ideal es buscar y buscar hasta encontrar las técnicas que ayuden a cada quien a conectar mejor.



¿Para qué meditar?
Meditar es estar aquí y ahora. Sin pasado, sin futuro, sin recuerdos, sin preocupaciones, sin la carga que traigo , sin todo eso que tengo que hacer después. Estar.
La meditación tiene infinitos beneficios para la salud física, mental y emocional. Nos ayuda a calmar el ruido mental, para poder conectarnos con nosotros mismos. Sirve, sobre todo, para ver y aceptar la vida tal cual es, con su cambio constante, llena de cuestiones que nos agradan y de otras tantas que no… y seguir adelante.
Meditar nos ayuda a despejar el terreno para poder mirar realmente hacia adentro, para descubrir nuestros puntos más profundos a trabajar e intentar comprender qué sentimos, quienes somos realmente.

Antes de empezar
En primerísimo primer lugar debemos eliminar toda expectativa, mito, experiencia de otros que hayamos escuchado. La meditación puede despertar innumerables sensaciones en el cuerpo, la mente y las emociones. Meditar nada tiene que ver con poner la mente en blanco, ni con levitar, ni con convertirse en vidente. No hay que ser monje budista, ni crudivegano, ni practicar el celibato para poder meditar, cualquier persona puede hacerlo.
La mente en blanco no existe. La mente no para nunca, lo que buscamos es reducir lo que yo llamo “capas de pensamiento simultáneo” al mínimo posible. Lo ideal es poder concentrarnos en una sola cosa, que puede ser la respiración, un mantra, un color. Seguirán apareciendo pensamientos pero procuraremos dejarlos pasar, sin aferrarnos a ellos.
¡Date tiempo! Al principio meditar parece una tarea imposible, pero insistiendo, practicando, se va volviendo más fácil. Cada meditación es un desafío nuevo con nuestra propia mente, ¡a no desanimarse!, yo creo que el mismísimo acto de entregarse un rato a batallar con la propia mente rebelde, ya es meditar!
No existe un momento ideal para meditar, siempre habrá algo que nos invite a distraernos: ruidos, sensaciones de frío o calor, picazón, o incluso recuerdos o alucinaciones increíbles que la mente despliega para desconcentrarnos de nuestra tarea.  Con la práctica se va afinando la concentración!  Y es en ese trayecto que aprendemos a aceptar la vida tal y como es)


Práctica:
Aclaro que esta es una técnica muy muy sencilla para comenzar, que no requiere de conocimientos profundos de filosofía oriental, ni religión, ni yoga siquiera.
1.        Buscá un lugar apropiado
Es recomendable, sobre todo para empezar, hacerlo en un lugar donde te sientas seguro y contenido, como tu casa o una sala de meditación. Personalmente no recomiendo hacerlo al aire libre porque hay mayor exposición a estímulos de todo tipo y se activa un estado de alerta que por más leve que sea, no ayuda a que nos podamos entregar a la práctica.
No necesitás nada más que a vos mismo. Si querés podés agregar sonidos, sahumerios, pero son complementos, no son indispensables. Si no te gusta meditar solo, podés buscar un grupo de meditación.

2.      ¡Desconectate!
Apagá el celular y cualquier aparato que pueda sonar, vibrar o distraerte. Si temés que se te pase la hora podés poner una alarma suave, que no te sobresalte. 
      3.       Encontrá un horario  conveniente
Probá con diferentes horarios hasta encontrar el que te resulte mejor para concentrarte.
4.      Sentate en una postura cómoda
La postura ideal para meditar es sentado. No es necesario hacer la postura del loto, ni ningún tipo de “pretzel”, tenés que estar cómodo y con la espalda lo más recta posible. Podés incluso hacerlo sentado en una silla. Para el primer tiempo podés apoyar la espalda en la pared o un respaldo, con el tiempo lo ideal es que la espalda quede liberada, para permitir un mayor flujo de energía. 
Cerrá los ojos y relajá las manos sobre las piernas, no hace falta hacer ningún mudra con las manos (se pueden hacer, pero para empezar mejor no complicarnos, ya los veremos en algún futuro post). Revisá que el cuello no quede tenso y relajá la cara, la lengua.
5.      Empezá de a poco
Para empezar conviene ir de a poco, no hace falta meditar 1hora de una, podemos comenzar con jornadas de 5 minutos y luego ir alargándolas.  Es mejor hacerlo a no hacerlo aunque sea poco tiempo. La intención y la constancia son fundamentales.
6.      Llevá la atención al cuerpo y a la respiración
Es muy difícil calmar los pensamientos y limpiar la mente, por eso hay que darle alguna tarea específica en la que pueda concentrarse.
Los siguientes pasos te ayudarán a meditar:
Cerrá los ojos. Hacé un escaneo mental de tu cuerpo  para ver cómo está, cuáles son los puntos de apoyo de tu cuerpo en el suelo o la silla, si hay dolores, molestias, recorrelo de pies a cabeza. Acomodalo cada vez que necesites. 
Concentrate en la respiración. En cómo el aire entra y sale por la nariz. Tratá de sentir su volumen, su textura, su temperatura cuando entra y cuando sale. Observá las sensaciones que aparezcan en la nariz. Sentí cómo los pulmones se inflan y desinflan. Sólo eso. Cada vez que te distraigas con algún pensamiento o imagen, volvé a observar la respiración, volvé, volvé, volvé… No importa cuántas veces te disperses, no te frustres, la gracia es darse cuenta de la distracción y poder volver y volver.



Espero que este post sea de utilidad para animarte a empezar! Y después contame qué tal te va! ;)


Agostina