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lunes, 29 de junio de 2015

El hombre tiene naturaleza de Buda


El hombre no tiene inherentemente ni buena ni mala naturaleza, sino esencialmente Naturaleza de Buda, aunque las diferentes etapas del desarrollo humano no permiten a todos los hombres expresar sus Estados de Buda en idéntica medida. Se ven el bien y el mal como términos relativos. 


El sol de nuestra naturaleza de Buda está brillando sin cesar, pero la mente del individuo varía como el cielo de todos los días. 


La mente de un hombre puede estar tan obnubilada por la ignorancia y su mal karma que vive en tinieblas; un hombre más prudente conserva su mente tan libre de nubes como el día en el que el sol brilla en su ininterrumpido deleite. 

Nuestra tarea es trabajar diariamente para disipar esas nubes y volver a ese sol brillante, a nuestra verdadera naturaleza. 


Fuente: Explorando el Budismo, de Christmas Humphreys

martes, 16 de junio de 2015

Mitad de año!

Llegamos a la mitad del año, y empezamos a sentirnos cansados al mismo tiempo que las responsabilidades vinculadas al trabajo o estudio nos demandan un ritmo aún más intenso, con días que parecen ser cada vez más cortos. 
No es extraño que empiecen a aparecer algunos síntomas de estrés, como insomnio, fatiga crónica, ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza, entre otros...

Aunque parezca que cualquier minuto que usemos de nuestra semana para actividades "extra" puede perjudicar en el desempeño de las obligaciones, es necesario que erradiquemos esta idea de nuestra mente, y reservemos un momento del día, o al menos de la semana, para frenar un poco y reconectar con nosotros mismos.


Incluyendo la práctica frecuente de yoga y meditación en tu  rutina, o tomando un masaje semanal, podés encontrar ese plus de energía, esa bocanada de aire que parece estar faltando. Estas prácticas nos darán ese empujoncito necesario para poder cumplir con todo sin colapsar,para resolver con calma las situaciones contrarreloj, para frenar un poco el flujo de pensamientos múltiples y, sobre todo, para poder disfrutar de cada día a pesar del ritmo vertiginoso.





(Agostina Macchi)